Durán Barba dijo en el programa de Chiche en Canal 26: Cuanto peor cante -en referencia a Mauricio Macri- mejor, eso lo hace igual a los demás, más espontáneo..., y la gente quiere que el candidato se le parezca, quiere sentirlo uno más, propio...
No podemos más que darle la razón. Es innegable la ventaja que brinda la identificación personal entre un candidato y su elector, todos queremos votar a "alguien como uno". Funciona para vender todo tipo de servicios, cómo no va a servir para vender gestión pública.
El ex-presidente Néstor Kirchner tuvo eso. Un hombre de palabras simples, furcios y exhabruptos. Más que una autoridad, explicaba las cosas como te las explica un amigo en un bar, sin intermediarios. Lo suyo no era la prédica ni la palabra autorizada, era simplemente una charla en la que un amigo te dice "Aviváte, ¿No ves cómo te están cagando?". A veces es más redituable equivocarse públicamente a tener razón, porque la gente tiende a despreciar al que siempre tiene razón.
Lo ve ajeno, lo ve lejano. Peor aún, lo ve como alguien superior, en cierta forma mejor. El que habla demasiado bien y demuestra mucha capacidad a la larga termina enfrentando al hombre común con sus propias miserias y sus propios defectos. Nadie quiere acordarse de que no es perfecto, y mucho menos de que hay gente más capaz que uno. Es odioso aceptar la superioridad de otro en algún campo. Más pecado si ese otro resulta ser una mujer.
La Soberbia es el ingenioso concepto que la oposición mediática forjó para canalizar ese sentimiento en el público. Un público de ánimo ya adverso a la Presidenta por diversos motivos: por ser Peronista; por ser Mujer y sobre todo; por demostrarse demasiado capaz. Brillante. Nadie discute que esta mujer es inteligente; que es por demás capaz y que tiene fuertes ideales. Todo esto nos asusta, nos hace sentir menos que ella, y ni siquiera podemos decir que es fea para consolarnos.
Su problema es entonces la soberbia, la soberbia que nos hace sentir inferiores a ella. Esa palabra mágica que se convirtió en un estandarte durante todo el 2008 y que se coló en el léxico político con un valor argumentativo que realmente no tiene. La Soberbia se volvió un argumento para discutir política, confundiendo y corriendo el eje de la discusión..
¿Esta sociedad realmente merecerá un tono de discusión tan mediocre?
Anarko Peronismo es un movimiento plagadísimo de soberbia y banca mucho la soberbia de la gente que realmente la merece. No así con la soberbia mal habida de los De Angeli; los Buzzi; los Macri; los Carrió y los reflexivos periodistas que vemos pontificando por las pantallas televisivas, diciéndole al televidente lo que tienen que pensar y opinar. Esa soberbia nunca nadie la marca porque, claro, la soberbia queda "bien" entre gente "bien".
¡POR UNA REDISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA SOBERBIA!